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08/02/2024

Bolsos sostenibles con alma atlántica

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La firma Mundaya, adherida a Artesanía de Galicia, propone bolsos sostenibles, funcionales y atemporales, pensados para perdurar en el tiempo

Detrás de Mundaya, una marca gallega de bolsos artesanales con sede en Santiago, encontramos a Lara Santomé. Muy inquieta, estudió informática, diseño de interiores y diseño de producto, pero fue finalmente con una máquina de coser que le regaló su pareja en 2010 cuando encontró la herramienta perfecta para volcar toda su creatividad.

Aunque de niña había estado en contacto con la costura de la mano de su abuela Lela, comenzó a experimentar de forma totalmente autodidacta. “Sin tener ni idea, lo primero que hice fue la funda de un sofá y un vestido de fin de año”, recuerda. Después la curiosidad la llevó a poner el foco en los bolsos. Desmontó varios para ver cómo estaban hechos y después poder replicarlos, todo un proceso de deconstrucción que le sirvió para aprender, descubrir de cuántas piezas se componían, para que servía cada una de ellas… 

Coincidiendo con sus estudios de Diseño de Producto en la Escuela de Arte y Superior de Diseño Maestro Mateo, decidió comenzar a aplicar todos los conocimientos que iba adquiriendo a la construcción y creación de su propia marca. También fue en ese momento en el que diseñó el primer bolso de Mundaya: una pieza de uso personal específicamente para ir a la clase. “Llevaba muchas cosas encima: portátil, ratón, cargador, libros, carpetas, escalímetro… Precisaba un bolso con mucha capacidad y resistencia“, explica. Esta necesidad la llevó a investigar y descubrir tejidos como el algodón encerado, un material natural que ofrece ligereza e impermeabilidad, una propiedad que en Galicia es muy importante.

Frente al concepto de fast fashion, Mundaya propone bolsos sostenibles, funcionales y atemporales, piezas con una gran versatilidad diseñadas para ser compañeras de vida durante mucho tiempo. De hecho, trabaja con modelos que lleva haciendo 8 años y que siguen teniendo éxito, como uno de sus best sellers, el Alondra. La clave de esta atemporalidad, según Santomé, se consigue “a través de la sencillez, el minimalismo, la apuesta por formas que encajan con muchas estéticas diferentes a la hora de vestir y, por supuesto, el uso de materiales que ayudan la que la durabilidad se mantenga en el tiempo”.

Los diseños de Mundaya surgen de la observación de Lara Santomé de las tendencias del mercado que va detectando, pero también de las aportaciones de la propia comunidad de usuarios de su perfil en redes sociales, a los que dos veces al año les consulta qué echan en falta, qué les gustaría que incorporara la marca… En cualquier caso, siempre están presentes una serie de valores intrínsecos a la marca. “En primer lugar, el bolso tiene que ser funcional, útil para la vida cotidiana. Por otra parte, busco que sea lo más sostenible posible. Intento hacer patrones que encajen muy bien dentro del rollo de tejido, de manera que queden pocos sobrantes. Y si quedan, aprovecho para hacer un nuevo producto más pequeño: un neceser, un estuche…”, explica.

Diseño, marcado, corte, confección… Todo se hace en el taller de Aríns (Santiago) en un proceso artesanal realizado con mucho cariño y gran atención a los detalles. Por eso, no hay dos bolsos Mundaya iguales. 

¿Qué valoran los clientes de Mundaya? Lara Santomé lo tiene claro: la relación de confianza que se establece en el proceso de venta y que se refuerza a través de la conversación que genera a través de las redes sociales. “Aunque la venta sea en línea, intento que la relación con los clientes sea lo más parecida posible a una tienda de barrio”. Además, detecta que la gente también valora cada vez más el compromiso con lo local y con lo hecho aquí”. Precisamente Mundaya es una de las marcas adheridas al sello Artesanía de Galicia. “Ofrece mucho valor añadido. Cada vez hay más gente de fuera de Galicia que reconoce la marca y estar inscrito te da un respaldo y mismo un estatus de calidad”.

Sobre el futuro y tras lanzar un nuevo branding de la marca, sostiene que siempre es importante tener un punto de ambición y que “los siguientes pasos es hacernos más grandes. Este año conseguí llegar a una tienda en Canadá y dos en Estados Unidos. Esto anima mucho y te da ánimo para seguir trabajando”.

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