Emprender es una aventura apasionante, pero también exigente. Más allá de tener una buena idea o un producto atractivo, lo que realmente marca la diferencia en el recorrido de una PYME es cómo se toman las decisiones internas. De hecho, los datos hablan por sí solos: alrededor del 70% de las nuevas empresas no logran superar los dos primeros años de actividad. El principal motivo: errores de gestión que, si no se corrigen a tiempo, pueden comprometer su viabilidad.
Queremos ayudarte a identificar esos fallos frecuentes que muchas pequeñas y medianas empresas cometen sin darse cuenta y que reconocerlos a tiempo supone un gran paso hacia la estabilidad y el crecimiento sostenible.
1. No contar con apoyo o herramientas profesionales para llevar las finanzas
Cuando una empresa está empezando, recurrir a hojas de cálculo parece lo más práctico: es barato, accesible y permite cierto control. Sin embargo, a medida que el negocio crece esta herramienta no es suficiente para tener todo en orden.
Los motivos principales son porque aumentan el riesgo de errores manuales, dificultan el trabajo en equipo y el control de los datos y no permiten un análisis financiero actualizado y en profundidad.
En este sentido, apostar por herramientas especializadas o contar con el asesoramiento de profesionales en finanzas puede marcar la diferencia. La tecnología actual permite automatizar tareas, tener un mayor control de la tesorería y tomar decisiones con información clara y en tiempo real.
2. No llevar cuenta del control de caja
Aunque tu PYME esté generando ingresos, no llevar un seguimiento riguroso del dinero que entra y sale puede crear una situación complicada. El flujo de caja es uno de los indicadores más importantes de la salud financiera de una empresa.
¿Qué puede pasar si no lo controlas?
- Puedes pensar que tienes más liquidez de la que realmente dispones.
- Resulta difícil anticipar pagos o ingresos importantes.
- Puedes incurrir en falta de pagos o endeudamientos innecesarios.
Lo ideal es hacer un seguimiento periódico y, si es necesario, contar con apoyo externo para establecer una estrategia eficaz que garantice la liquidez a corto y medio plazo.
3. No planificar correctamente las obligaciones fiscales
Dejar los impuestos para última hora es un error más común de lo que parece. Atrasos, sanciones y recargos son solo algunas de las consecuencias de no tener una buena planificación fiscal.
Entre los fallos habituales destacan: no prever el impacto de tributos como el IVA o el Impuesto de Sociedades, no mantener al día la contabilidad o no prestar atención a los plazos clave de presentación.
Por eso, organizar un calendario fiscal y contar con asesoramiento especializado puede ayudarte a cumplir con tus obligaciones sin sobresaltos y, además, a optimizar tu carga impositiva.
4. Diversificar demasiado pronto
La tentación de lanzar nuevos productos o explorar nuevos mercados puede surgir cuando el negocio empieza a despegar. Pero hay que tener cuidado: diversificar sin consolidar previamente tu actividad principal puede resultar contraproducente.
Antes de crecer, es primordial contar con la seguridad de tener una PYME sólida, rentable y con una base estable de clientes satisfechos. Solo entonces, diversificar puede ser una oportunidad de crecimiento real y sostenible.
5. No definir ni estandarizar los procesos internos
Muchas PYMEs funcionan en su día a día sobre la base de la improvisación. Pero, a largo plazo, esta forma de trabajar puede generar desorganización, pérdidas de tiempo y errores que se podrían evitar.
Establecer procedimientos claros no solo mejora la eficiencia, sino que también permite escalar el negocio con mayor facilidad y profesionalidad. Automatizar tareas repetitivas, asignar responsabilidades y documentar los procesos son prácticas recomendables en cualquier etapa de la PYME.
Evitar estos errores no garantiza el éxito, pero sí mejora las probabilidades de alcanzar tus objetivos. Si tienes alguna duda o quieres evitar estos errores, ponte en contacto con nuestros asesores.