En una pequeña o mediana empresa, el equipo humano es uno de los recursos más valiosos. Cada persona aporta su experiencia, visión y forma de trabajar, y cuando estas diferencias están ligadas a la edad, hablamos de equipos intergeneracionales. La convivencia entre diferentes generaciones en una misma empresa, desde personas veteranas hasta nuevas incorporaciones de la Generación Z, ofrece una oportunidad única para sumar conocimiento, innovación y adaptabilidad. Saber gestionar esa diversidad es clave para lograr un ambiente laboral más rico y productivo.
El valor del talento sénior
Las personas mayores de 50 o 55 años siguen siendo un activo fundamental en el tejido productivo gallego. Con décadas de experiencia a sus espaldas, conocen a fondo el sector, el mercado, la clientela y la propia historia de la empresa. Su capacidad para resolver problemas, prever riesgos y transmitir conocimiento es un recurso estratégico que muchas veces se desaprovecha por falta de políticas de gestión adaptadas.
Apostar por el talento sénior en las pymes significa:
- Evitar la pérdida de conocimiento clave.
- Dar estabilidad a los equipos.
- Mejorar la toma de decisiones con visión a largo plazo.
- Fomentar el acompañamiento de nuevas incorporaciones.
Ideas prácticas:
- Crear roles de mentoría interna.
- Aprovechar su conocimiento para formar a otros compañeros.
- Implicarlos en procesos de mejora continua y revisión de procedimientos.
La incorporación de las generaciones más jóvenes
Las generaciones más jóvenes, como la Generación Z (nacidos a partir de 1996) o la Generación Alpha, llegan al mundo laboral con nuevas expectativas, competencias digitales avanzadas y una visión muy diferente del trabajo y de las relaciones laborales.
Estas personas valoran la flexibilidad horaria y la conciliación, prefieren culturas colaborativas y horizontales, apuestan por el impacto social y medioambiental de las empresas y tienen una gran capacidad de aprendizaje y adaptación tecnológica.
¿Qué pueden hacer las pymes gallegas?
- Crear espacios donde puedan proponer ideas y mejoras.
- Potenciar su implicación en proyectos de transformación digital.
- Fomentar su formación y evolución dentro de la empresa, sin encasillarlos.
Formación cruzada: aprendizaje entre generaciones
Una de las formas más efectivas de poner en valor la diversidad generacional es promover el aprendizaje cruzado. Las personas más jóvenes pueden enseñar el uso de nuevas herramientas digitales, mientras que el personal sénior puede transmitir metodologías, conocimientos del sector o habilidades sociales clave.
Este tipo de formación bidireccional:
- Refuerza el sentimiento de equipo.
- Reduce prejuicios y mejora la comunicación interna.
- Ayuda a adaptar la empresa a los cambios sin perder su esencia.
- Propuestas concretas:
- Crear parejas o grupos intergeneracionales para proyectos específicos.
- Hacer jornadas de «intercambio de competencias».
- Estimular espacios de diálogo donde todas las generaciones puedan expresar sus ideas.
En definitiva, la diversidad de edades en las pymes no es un problema a gestionar, sino una oportunidad a potenciar. Cada generación aporta valores, visiones y competencias complementarias, por lo que apostar por la gestión intergeneracional es construir equipos más fuertes, más adaptables y más capaces de enfrentar los retos actuales y futuros.
En la Oficina Económica de Galicia animamos a las empresas a desarrollar políticas que reconozcan y potencien esta riqueza generacional, como parte de una estrategia centrada en las personas, en la innovación y en el crecimiento sostenible.