La valoración empresarial: clave para conocer el estado de salud de tu negocio

El estado de salud en el que se encuentra nuestra empresa es uno de los temas que más nos interesa. Nos referimos con estado de salud a la capacidad que tiene nuestro negocio para cumplir con sus obligaciones fiscales, comerciales, etc. además de ser capaz de proporcionar los recursos necesarios para lograr la estabilidad y el crecimiento.

Un buen método para conocer este estado de salud es valorar nuestra empresa, es decir, realizar el proceso mediante el cual vamos a cuantificar los elementos que constituyen el patrimonio actual y las expectativas de generación de recursos.

La valoración de la empresa nos va a permitir conocer los datos clave para tomar decisiones o para iniciar una negociación, que puede ser de inversión, de nuevas líneas de negocio, también nos sirve para trasladar a los agentes externos las garantías que ofrece la empresa, como por ejemplo a posibles inversores interesados en nuestro negocio.

Para valorar la empresa debemos realizar un ejercicio de sentido común acompañado de los conocimientos técnicos necesarios, para no perder de vista las cuestiones relevantes, que podemos resumir brevemente:

  • La valoración es una estimación basada en los balances de la empresa, lo que no garantiza la fiabilidad de los datos.
  • El valor de la empresa va a servir para negociar el precio, no se trata de una previsión de los resultados de una negociación, sino del punto de partida.
  • El valor de la empresa viene determinado por su capacidad de generar rentas.

Debemos aplicar el sentido común para no confundir valor y precio, una empresa tiene distinto valor para diferentes compradores y para su vendedor, por ejemplo, en función de las perspectivas sobre el futuro de un sector determinado, de las distintas estrategias, de las posibles economías de escala… No debemos confundirlo con el precio, que es la cantidad que el vendedor y el comprador acuerdan para realizar la operación de compraventa de la empresa.

Los factores clave para el proceso de valoración de una empresa son:

  • Los flujos de efectivo: un inversor siempre está preocupado por recuperar su dinero y la rentabilidad que le produce.
  • Crecimiento y potencial: cuanto mayor sean, mayor valor tendrá la empresa. El tamaño de mercado, la posición que ocupa, la innovación, la capacidad de expansión.
  • El historial financiero: si ha cumplido con sus obligaciones, cual ha sido su evolución, etc.
  • Riegos asociados a la empresa: tales como cambios regulatorios, riesgos operativos y legales…
  • Activos y pasivos: que elementos los forman y en qué estado se encuentran.

Existen múltiples métodos para valorar una empresa, cada uno de ellos tiene sus ventajas y sus inconvenientes, para elegir uno debemos tener en cuenta el contexto y el sector al que pertenece nuestra empresa. Los métodos de valoración se pueden clasificar en estáticos y dinámicos:

  • Métodos estáticos: valor de rendimiento, activo real, patrimonio neto, valor de liquidación.
  • Métodos dinámicos: valor en función de los flujos netos de caja descontados, valoración por múltiplos EBITDA.

Estos son lo más frecuentes, si bien existen otros muchos que se pueden utilizar para la valoración de una empresa.

Los errores más comunes a la hora de valorar una empresa es no calcular correctamente la tasa de riesgo, equivocarse en la previsión de flujos de efectivo esperados, no obtener el valor residual correcto, no realizar una correcta interpretación de la valoración…

En conclusión, a través del procedimiento de valoración de la empresa, podemos obtener una información imprescindible para la toma de decisiones estratégicas o como punto de partida para negociar su venta u obtener financiación por parte de inversores, son muchos los métodos que podemos utilizar, debemos elegir los óptimos para nuestro objetivo evitando los errores que pueden llevarnos a un resultado incorrecto de la valoración de nuestra empresa.