El leasing o arrendamiento financiero es una forma de financiación a largo plazo que consiste en la cesión por parte de un financiador a la empresa de un bien (es muy utilizado para adquirir, por ejemplo, vehículos) a cambio de una cuota periódica, cuyo montante total es normalmente el valor del objeto cedido más los intereses y gastos derivados. Frecuentemente, los contratos de leasing contemplan la posibilidad de compra del bien una vez finalizado el contrato, a cambio del valor residual del mismo.
La principal ventaja es que permite a la empresa disponer del bien sin tener que hacer un gran desembolso inicial ni sacrificar las posibilidades de producción que el bien permite, mientras que la empresa que financia obtiene rendimientos, pero, al conservar la propiedad del bien hasta el final del contrato, dispone siempre de una cierta garantía.
Un ejemplo de su utilidad sería una persona que quiere montar una empresa de repartos; al utilizar este método podría comprar varios furgones y comenzar a obtener rentas sin necesidad de ahorrar durante años para comprar uno por el método tradicional, ni debe renunciar a los beneficios que los vehículos le permiten obtener. Además, en España disfrutan de un buen tratamiento fiscal.
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